lunes, 17 de diciembre de 2018

Un aporte a la "deuda histórica" de Butalmapu. Los covers en La Esquina

[Esta columna coincide con el término del retiro filosófico de Butalmapu, el cual se tradujo en una sequía de columnas extendido de casi dos años. En este tiempo, ciertamente las cosas han cambiado: ascendió el fascismo, creció Spotify, volvieron los vinilos de la mano del hipsterío, murió Cornell, Angel Parra, Chuck Mosley, Dolores O'Riordan (… pero la vieja sigue viva). No obstante, en este retiro lo que une a La Esquina no ha cambiado. Pese al paso del tiempo, lo que no varía es ese fondo y foco musical, que sigue reverberando, haya o no palabras escritas para mencionarlo, el zumbido atronador de ella, que todo lo toca y todo lo invade, sigue intacto. Así, no obstante, la centralidad del disco, como absoluto de la Esquina no ha cambiado -y no cambiará- hemos de reconocer la necesidad de abrir la reflexión a otras centralidades. Partiendo, por esta columna de un integrante de un grupo “postamigo” de Butalmapu, Los Chatós, dedicada al COVER (de los que se escuchan…). En las siguientes líneas se sugiere que más allá de todo, los covers son necesarios para la música y su gente. Incluso, quizás, más allá de todo lo que lesionan y puedan dañar a lo original y auténtico.
Butalmapu, en La Esquina]


Columna escrita por Cható (Ignacio Voullieme)

Quiero comenzar dejando en claro que este texto puede ser interpretado como una desvergüenza de mi parte, ya que de música sé bien pocoY es que en verdad es que sé bien poco, y quizás por eso mismo le falto el respeto a los clásicos -a los cuales no conozco en profundidad y confundo constantemente. Difícilmente escucharán de mí "esta canción es la versión del primer disco" o "esta es de cuando estaba el primer guitarrista" mientras suene algo en la radio. Es tan poco mi respeto que creo que jamás he escuchado un disco (conscientemente) de forma lineal, y quizá lo haya hecho trabajando y poniendo un "and justice for all" como banda sonora de una planilla excel o revisando cadenas de correos para pagar un asado. Desde esta insurrección a todo lo que profesa La Esquina, y esa sacrosanta verdad revelada que significa un disco, es que hace un tiempo asumí un placer culpable: ¿y qué tanto?, -"me gustan los covers". Y ojo, no cualquier cover.

Eso de escuchar una canción versionada con otros instrumentos, otra velocidad, otra voz o cualquier cambio de estilo que merezca ser intentado, es, sin duda un placer. Mi placer. Esa sensación que te revuelve la guata, te genera cierto miedo o vértigo mientras avanza la pista, su desarrollo en remates diferentes, eso de no saber para dónde va; como cuando los que saben, improvisan, rapeando o payando en décimas (o el propio jazz, para los más finolis). Pero aquí es distinto por que ya conoces el final. Entonces la tensión la generan tus expectativas respecto de la canción original, y ver cómo se resolvió de una manera diferente la misma ecuación. Una matemática arriesgada. Donde el resultado apuesta por no ser exacto.

La serie los 80 logró generarnos eso con cada temporada en la que se versionó "el tiempo en las bastillas” de Fernando Ubiergo. Sea por Los Miserables, Difuntos Correa, Francisca Valenzuela, Trio Catarata Seca (Macha) y Camila Moreno -si esperabas un ejemplo y referencias de canciones de Queen, ya te dije que esto es sin respeto. Lo bueno de este ejemplo es que creo que es de común acuerdo que cualquiera de estas versiones es mejor que la original, a la cual le daremos el (¿importante?) mérito de ganar el Festival de Viña de 1978, en plena dictadura. 

Entonces esto nos plantea nuevas preguntas: ¿Qué ocurre en estos casos? ¿Qué ocurre si la original es recordada solamente por ser la versión original de una mejor versión? ¿Qué pasa si ya ni siquiera pasa a ser recordada por eso? ¿Qué ocurre cuando en otro país y/o cultura se reversiona una canción y es un éxito de otro nuevo intérprete? En ese sentido varios muchos le deben su éxito a versiones originales que interpretan desde su capacidad -Américo o Chico Trujillo se apropian del reservorio latinoamericano para hacer "su" música y nos sorprendemos cuando en Perú escuchamos "te vas, te vas, te vas" en una canción más lenta y menos enérgica. El Garage Inc. (si, pasé de Américo a Metallica sin asco) es sin duda un ejemplo muy bueno de esto -probablemente sus versiones son muchísimo más conocidas que las originales como el caso de "Die, Die My Darling" de Misfit, "Whiskey in the Jar" de Luke Kelly & The Dubliners, u "Overkill" de Motorhead.

Al comentar sobre esto muchas personas se escandalizan, sobre todo si hablamos de algunos grupos como Agapornis, que enfocan su carrera en transformar a la cumbia los sonidos y letras de distintas bandas, su versión de Persiana Americana hizo sangrar los oídos de los ortodoxos y seguidores de Cerati, ¿pero por qué tanta seriedad? ¿Es acaso una canción intocable como si de Bielsa se tratase? Es como si les diera rabia la sola posibilidad de que esa versión creada reemplace a la original y su creador y disco se vayan al olvido.

Puede que esa cumbia lais sea lo que necesita la música (o la gente), entonces covers como estos viene a actualizar los sonidos, a recontextualizarlosdarle más velocidad o poner ciertos instrumentos volviendo a situar a la canción en un nuevo contexto histórico, nos guste o nos guste, eso lo definirá la gente. ¿Podríamos dotar entonces a los covers una función cultural?,¿una función de actualización sonora de obras que merecen mantenerse vigentes? ¿un electro shock para mensajes que siguen siendo coherentes mas no así su música?

¿Pero si se cambia la música podemos cambiar también la letra? La colombiana Andrea Echeverri de aterciopelados en su versión de "Vagabundear" de Serrat modifica sutilmente la letra, modificación que de seguro el mismo catalán haría en estos tiempos de quiebres culturales al patriarcado. "No llores porque no me voy a quedar, me diste todo lo que tú sabes dar. La sombra que en la tarde da una pared y el vino que me ayuda a olvidar mi sed. Que más puede ofrecer una mujer" dice la versión original, y que Echeverri modifica cambiando la palabra "mujer" por el verbo "permanecer", lo hace casi de manera imperceptible, pero logra sin duda reivindicar el rol del género femenino sin modificar el sentido de la canción. Casos extremos de modificación de las canciones y podríamos posicionarlos en el límite de lo que entendemos por Cover, son las adaptaciones. Grandes ejemplos son los que nos ofrece el futbol desde sus gradas, en donde las hinchadas se esfuerzan día a día en mantenerse actualizadas con la música para enviar sus mensajes de aliento, amenaza o refuerzo identitario. Sin profundizar demasiado en ello presentamos el ejemplo de la "gloriosa Butteler", hinchada de San Lorenzo, reconocida por sus versiones de "Despacito" y "Duele el corazón".

También están los ejemplos intermedios, esos que toman partes de otras canciones dentro las propias- así lo hicieron Los Parkinson en su canción “Papel Floreado” citando a Los Prisioneros insertando la frase que recuerda que “los hippies y los punk tuvieron la ocasión de romper el estancamiento de las garras de la comercialización, murió toda la buena impresión”, lo cual no ocurre solo con letras sino también con acordes o solos instrumentales.

¿Pero por qué alguien querrá decir lo que dijo alguien antes pero de otra forma?, bueno el mansplaining es un buen ejemplo de eso y lo seguimos haciendo, seguimos tomando estímulos ajenos para crear nuestra identidad, nuestra propia ecuación. Cambiar la disposición de los lectores hacia los covers es el objetivo de esta columna, invitarlos a darle oportunidades y a relativizar la originalidad de las cosas. Y cuando estén escuchando algún nueva versión, abran la pregunta: ¿Qué hace de un cover un buen cover? ¿Qué aspectos definen su calidad? Su calidad musical, independiente de la versión original, su estilo y/o la mantención del espíritu o sentido, aparecen como las mejores respuestas. Pero y sí, los covers son necesarios, quizás sin ellos poco sentido tendría la música si no se pudiera re versionar a sí misma, pero como diría el mago “con respeto, con respeto”.


Covers recomendados:



















martes, 7 de marzo de 2017

"Afectos & compromiso", Isabel Parra (2009)

 
Afectos y compromiso (Isabel Parra)
 
La hermana, la compañera.
 
Cuando murió Gladys Marin
​, hace doce años atrás,​
le pedí permiso a mi mamá para ir a su funeral. Me acuerdo perfecto como fue ese día. Me levanté temprano y estaba muy nerviosa porque era la primera vez que iba a un "acto" público sola. 
​Un acto. El último de una infatigable, pensarían muchos. ​


Estuve toda la mañana haciendo la fila. Luego de eso, me sumé a los de la Jota a sacar las flores de los asistentes para comenzar la caminata al cementerio. Eran cientos de arreglos. 
​En el
 Ex- Congreso me colgué de una pared para capturar todo lo que estaba sucediendo y a los miles de personas que la fueron a despedir. Lloré cuando los hinchas de la U la despidieron entre cantos y bengalas, frente a la estatua de Salvador Allende. 

Gladys siempre se me presentó como un misterio. De chica, no entendía como cada vez que aparecía esta mujer blanca y pequeña mi papá cambiaba la televisión. ¿Qué hacía esa sencilla mujer que no la queríamos ver...? No entendía cómo su fuerza y seguridad eran capaz de provocar a cualquiera, -"¿Cómo se le ocurría denunciar a la inmaculada Teletón?". Siempre caminaba de frente, acompañada y apatotada, ¿Cómo podía
​ ser​
posible que siempre fuera la primera de la fila y la ultima en irse?

La admiraba, la quería; sin saber quién era, sin saber qué decía. En ella había algo que yo para quería todos. Con los años la comprendí, la leí y confirme que ella siempre avanzó estoica y coherente, por eso no paro de preguntarme ¿Qué sería de Chile si Gladys estuviese aquí? Y después pienso,
​"Otro Chile sería". Y luego siento, "y
o hubiese sido una
​de las ​
amiga
​s​
de La Gladys
​...​
". Siempre me quedó esa sensación. 

Cuando leí "Mi amiga Gladys", el libro póstumo de Lemebel, me llené de emoción porque la sentí cerca, nuevamente a mi lado, conmigo. -Delirante esa sensación; la de sentir-. Como escuchar "Afectos y Compromiso", de Isabel Parra. Un disco en el que sientes, ves, respiras, dibujas y caminas por el Chile que ambas mujeres besaron y defendieron a su paso, pese a todas las ausencias que éste les impuso. 

​Letra a letra, recorres la agonía de la espera al compañero; la añoranza de la tierra; los suspiros dedicados a la esperanza​ y al encuentro de mujeres que hacen y desean siempre de su aventura una causa. Lleno de rincones comunes, versos de fogatas y botellas de vino. Lleno de mujeres resplandecientes. Lleno de actos campantes, incólumes e irresolutos. 

Isabel y Gladys. Mujeres, compañeras y hermanas de luchas incansables. De pasos seguros y cantos perpetuos. Por eso, simplemente d
​igo​
: h
asta siempre
​ llenémonos​ de
"Afectos y Compromisos"
​por ​
​las amigas y compañeras
...
​ por la tierra que queremos​.
 
 Por ti Gladys. Por los doce años de tu ausencia en un Chile que aun te sueña.
Jesú Silva

Descargar aquí:
 

lunes, 28 de noviembre de 2016

[1978] AL FINAL DE ESTE VIAJE. Silvio Rodríguez


Referirse a Silvio Rodríguez en tiempos reinados por los relativismos, por la liviandad de los discursos, por las promesas entre sordos, por las discordancias y los ajustes convenientes, puede ser la oportunidad para descolonizar ese saber que oculta su extensa y poética obra, en un simple mecanismo de conmemorar la nefasta letanía que optó por prodigar las razones humanizantes hacia recapitulaciones en eficacia de subsistencias.

Al escuchar; “La era está pariendo un corazón”, “Oleo de una mujer con sombrero”, “Qué se puede hacer con el amor”, “Ojalá”, “Al final de este viaje”, etc., es la evocación para dejar el sillón y la casa para cauterizar las recapitulaciones en eficacia de subsistencias, ya que al final de este viaje debe quedar ese rastro de vivir en incuestionada dignidad en plena luz!!!, como seres de la nada... pero amables con calor y alegría, en plena guerra en contra de la bastardad  canalla que reside en cada uno de nosotros, en pleno homenaje a tu hermano/a como bestia de apariencia humana...

Cada acorde de este disco es el honesto llamado a regañar los llantos de la nefasta letanía de las recapitulaciones en eficacia de subsistencias, debiendo quemar el cielo si es preciso por vivir en la incuestionada dignidad en plena luz, a pesar que debamos secar nuestras lágrimas en un interruptor con las manos mudas, entonaciones de un perro ladrando a la luna en emociones y devociones de frustración. 

En ese sentido, se debe apelar a esa bella locura de ambicionar vivir pariendo instantes de dignidad en plena luz, dejando la cobardía de la comodidad, de los silencios cómplices, de las escuchas convencionales y contractuales. Simplemente presentarse desnudo en sincera protección de esnobistas que se disfrazan en representaciones de boina, barba y seudopoesía... con discursos deletreando recapitulaciones en eficacia de subsistencias.

Al final de este viaje, la vida quedará una revolución amasada entre nuestras propias manos, una historia con nuestros cuerpos al sol, venciendo esas recapitulaciones en eficacia de subsistencias. Al final del viaje los fracasados son olvidados y repudiados por su cómoda cobardía, viviendo dentro de una jigüera...entre mayo y julio.

Por ello, la constante lucha y rebelión en contra la letanía de vivir una historia  prestada, determinada y justificada por los otros, debe ser vencida en la plena luz... al final de este viaje nuestro rastro invitará a vivir en dignidad a plena luz, ya que el discernir puede producir tu fracaso socializado pero jamás borrará tu sonrisa en completitud revolucionaria.   
Ahí entonces, la importancia del Silvio Rodríguez, quien seguramente nunca se ganará el prostituido Nobel, ya que su obra aún se mantiene a plena luz... 

Descargue el disco aquí

lunes, 31 de octubre de 2016

En el purgatorio generacional. A 25 años del Nevermind de Nirvana





A propósito del #30añospateandopiedras, el 15 de septiembre pasado, en una entrevista a Jorge González publicada en La Tercera, se refiere a Nirvana como una copia de bandas clásicas del rock como Black Sabbath. “Una copia bastante buena, no era un mal grupo, pero tampoco eran los Beatles”.  Siguiendo el mismo tono, concluye: el grunge era “puro humo” y una simple vuelta a los 70’s. El comentario concuerda con rankings musicales reconocidos como el de la revista Rolling Stones, donde Nervermind aparece en buena posición, pero bajo de álbumes clásicos de las bandas mencionadas por González.

 La erudición y la autoridad de ambos contrasta con la recepción del disco de la llamada generación de los millenials, donde el grunge- y más tarde el famoso chilenismo “aggro metal” con el que rotulábamos a las bandas nu metal- eran la expresión de una generación que comenzaba a tener un acceso más expedito a la música a través de canales de televisión y tiendas especializadas, cuya primera piedra en nuestro país se produjo con el recital de Rod Stewart en 1989.
En este sentido, me atrevería a decir que Nevermind fue uno de los primeros trabajos con que aquella generación construía su identidad musical ya con una mayor sincronía con lo que acontecía en el primer mundo. El disco de Nirvana nos muestra que las necesidades de un joven gringo no diferían mucho de las de un chileno. La lucha ya no era contra un "otro", ya sea material o simbólico, sino contra uno mismo.
La tensión entre "la música por la música" y la importancia contextual de los discos, tiene un punto de convergencia que denomino bíblicamente como el purgatorio generacional. Para mi Nevermind es una obra maestra por donde se le vea, pero creo que aún no supera su carácter de millenial que le permita llegar al Olimpo que constatan González y la Rolling Stone. He percibido  esto a nivel cotidiano cuando alguien como mi papá refleja este sentir cuando escucha con recelo y sospecha el disco.
Por lo tanto, esta conmemoración no es sólo afirmar la centralidad de este disco para la constitución de nuestra generación, sino también un llamado para que nosotros- millenials unidos- contribuyamos en quitar del purgatorio este disco. Como primer paso, recomiendo hacer escuchar el disco a los más jóvenes.
Estoy convencido que 25 años son pocos para capturar el verdadero impacto de esta obra. Eso hace necesario volver a escribir sobre este disco el 2021 para ver cómo hemos avanzado en nuestro rol como generación...

Inicie su camino aquí

















jueves, 15 de septiembre de 2016

HOMENAJE: 30 AÑOS PATEANDO PIEDRAS…*



15.09.1986 - 15.09.2016 // #30AÑOSPATEANDOPIEDRAS

Ya son 30… y no ha pasado nada. Las industrias, las piedras, los que sobran y los ricos, -que por supuesto, lo siguen pasando tan bien. Nada ha cambiado y según parece, nada va a cambiar. El fin del mundo llegó hace rato y acá seguimos ahogados en la anémica democracia de los que no se fueron; postergados en su arribismo del poder. La violencia se comió a la escuela y nuestras ciudades más parecen un zafari comercial que el futuro proclamado en la cosa llamada Educación...

Hemos cumplido quinientos años y 30 dieciochos transformando el destino en una guerra de ausencias indolentes. Un peladero inmobiliario que se devoró la justicia popular y que ahora lo único que queda es el ajusticiamiento civil para saciar a La Gran Máquina sedienta de sangre. ¿No se suponía que juntos debíamos trabajar? ¿No se suponía que éramos hermanos? La realidad nos revienta en la cara y una vez más el Sename nos recuerda que nadie los va a echar de más.

El rojo amanecer y los sueños que recorrían los vagones de un pueblo de prisioneros, ahora se hunde en la marea de una revolución pasada a posmo. Recluida en celdas inertes que indultan su propia libertad a costa de vender una imagen de terrorismo trasnochado. Porque ahora, poco importa la transformación de la clase y el orden establecido… Hoy, es “la libertad”. Esa libertad que se paga en cuotas, que se viste en revistas, en cadenas comerciales, en las campañas ideológicas o en cualquier otra cocina donde no haya piedras que patear.

Esa libertad que bien podría derrumbar al Estado opresor o venderlo en cómodas L E T R A S, gastadas en el exilio de un sueño común que sabe añejo. Esa libertad que se metió la revolución en el bolsillo perro para irle a robar su gente, recorriendo las calles como una leprosa que pide limosna mientras le arranca el alma a su pueblo con la fantástica ilusión de una justicia civil/no-militar...  

A la luz de la Historia, #30AÑOSPATEANDOPIEDRAS parecen hoy el primer retrato de un Chile emergente, con sabor a relave, polvo, deuda y sodomía barata. Ese que nació de un aborto ilegal en clínica privada y que con los años fue arreglándose la facha facha. Vistiéndose siempre de uniforme para pasar por el mateo y relamido lamebotas del curso, pero que al final siempre  termina demostrando su angustia exigiendo ser un héroe: “el jaguar de latinoamérica”; “el que creció con igualdad”; “el del número 1 del mundo”; “el de la gordi”;  “el de los miles de millones de millones de millones de millones”; “el de los Lexus y los Mercedes”, “el de los 33 mineros”, “el que se ensucia debajo de la alfombra”, “el de la OCDE”, “el bicampeón”… el del silencio.

30 años culmple este trozo musical de la Historia popular reciente. Un fragmento de ese futuro pasado que ya exigía la independencia cultural ante la falacia de una alegría que todavía piensa llegar. Un disco visual, mucho más parecido al negativo de la foto familiar que a la “Quinta sinfonía chilensis”. Un dibujo en lápiz pasta, -al borde de la hoja del cuaderno de matemáticas-, de un país aterrorizado y oprimido que empezaba a acomodarse a los grilletes y las colleras de guzmán, chicago, la concerta, la lucía, agellini, büggi, el mamo, daniel lópez, los milicos, los luksic, los matte, los walker, los…, los… los... y las AFPs.


Ese país traicionado por la Fuerza, que perdió su libertad con un disparo en la cabeza y que hoy se la arrienda a todos los que quieren tanto, tanto, pero tanto dinero....

Atte. C.P.

*con personal dedicatoria a Los Prisioneros y J. G., Premio Nacional en vida...


Que lo disfruten:

martes, 31 de mayo de 2016

Pink Floyd: The Wall [1979]


Hace algunos años leí  “El túnel” de Ernesto Sábato. En él me llamó la atención cómo la metáfora del túnel  simboliza la vida como un proceso solitario e incierto, pero no exento de espacios (ventanas lo llama él) en el que nuestra vida se involucra con otras. Otro punto  que rescaté de esa metáfora es el túnel también refleja cómo los tiempos biológicos son los mismos que los psicológicos y espirituales . Es decir, sin importar qué tan oscuro sea el túnel o las pequeñas ventanas que tengamos, sabemos que llegaremos al final en algún momento.

El disco de Waters, Gilmour y compañía (para este caso el orden de los nombres no es casual) nos ofrece una metáfora un poco distinta a la de Sábato. El muro, más que una recta, es un círculo que nos encierra y protege del mundo exterior. Su construcción comienza en el mismo momento en que estamos conscientes de nuestra existencia social. Sus ladrillos se componen por las experiencias buenas y malas que tenemos, por lo tanto, refleja una paradoja clave de la vida moderna: Mientras más socializamos, más nos aislamos. En el muro no hay ventanas, porque no las queremos. Protección es la palabra clave.

Esta paranoia existencial que ilustra el muro es autodestructiva porque en algún momento el muro nos terminará encerrando por completo. Sin embargo, Waters, Gilmour y Cia, nos dan una luz esperanza. El muro se puede demoler y volver a construir constantemente. Es ahí donde creo que se encuentra la principal diferencia con el túnel de Sábato. La (re) construcción y demolición obedece a otros tiempos más allá de los biológicos.  La adaptación al cine de Alan  Parker refleja claramente en ese punto. }

En definitiva, The Wall nos enseña que nunca vamos a escapar de esa pulsión que tenemos hacia la soledad, pero lo importante es que siempre se puede comenzar de nuevo involucrando nuestra existencia con las de otros. Sólo de nosotros depende superar la paranoia de la protección y dar lugar al placer de autodestruirnos y recomponernos una y otra vez  hasta que lleguemos al final de nuestro túnel. 

Empiece su proceso  aquí








lunes, 18 de abril de 2016

Alvaro Peña y el día en que Santiago fue Valparaíso

Alvaro Peña y el día en que Santiago fue Valparaíso

04 de marzo, 2016, Bar de Rene, Santiago
Fuente: Jorge Catoni

Siempre donde hay punk, Santiago se convierte en Valparaíso. En marzo fue Alvaro de Valparaíso, Alvaro Peña, “The chilean with the singing nose” el que nos dio ese privilegio de viajar por pasajes porteños en el corazón de Santiago, de llenarnos el alma con el espíritu punketa que todos llevamos dentro. El espacio que cobijó a esos corazones punketas que caminan desalmados por las calles neoliberales de Santiago fue el bar de René (del cual podríamos escribir otra columna esquinera de todas maneras).

De apoco la gente comenzó a llegar, una parte estaba atestada por gringos en la barra, pero caminando hacia lo que siempre fue el galpón de René, la cosa cambiaba. Lo primero que se vía eran corazones de cartón colgantes, con la tirita porteña que cubre los balcones de aquella calle Francia que lo vio crecer. Esos corazones éramos todos, eran sus historias y desavenencias, su reconocimiento nunca público, sólo un secreto a viva voz. También figura secándose al sol (simulado) un pantalón con estampados de la isla kem.

Y yo figuraba sola, mi amigo falló a última hora y andaba sin celular, sin cámara, sin nada salvo con la billetera y las lucas justas pa comprarle la entrada al loco que en la barra vendía chelas con la polera de Motorhead. Como el Bar de René ahora vende Kutzmann de 250 cc al precio de la de litro, dejé el pudor de lado y me compré una de litro para mí sola - pedí dos vasos para no mostrar el vicio de la soledad - pero al momento del concierto todo lo anterior fueron detalles que adornaban aun más el escenario ya descrito.

Justo en eso me encuentro con el invitado de honor, vestido de terno blanco brillante, con su pelo cano y con sus clásicos zapatos de charol negro del cual colgaban corazones de sus cordones; como me veo con dos vasos le ofrezco uno, a lo cual me dice: gracias, pero soy vegetariano (pensé en todos los vegetarianos de cartón).

Pero la cosa no queda ahí, se dijo que a las 10 partía, y a las 10 partió, “y es que al Alvaro ya no le gusta tocar tarde” decían los productores de la tocata. Por eso Peña llega antes, con sus vinilos, envueltos en una caja de la tiendita nacional, que luego supimos que no los pudo vender ahí porque los tenía “sin tapa”, por eso los vende el mismo mientras las bandas teloneras se alistan y, por supuesto, telonean.

Ya con el tiempo y la distancia de toda una vida sin verlo tocar, se asoma Alvaro Peña con su teclado, sentado, sólo, cantándole a Valparaíso, a su Valparaíso que dejó atrás, (no gritando, como se solía rumorear de sus últimas tocatas) y la rueda de canciones comienza. Se le notaba contento, una estrella con su nariz cantante - o con su voz gangosa, como se le quiera decir -, deslumbrando y disfrutando del momento, incluso se dio el lujo de hacer un mantra con su teclado para disfrutar del canto silencioso que le brindamos por el solo hecho de estar ahí, escuchándolo.

El 04 de marzo el Bar de René recibió a una leyenda, y yo sin haber sido una punketa adolescente, no entendía porque su música me encandilaba, pero sí sabía que estaba viviendo algo único, digno e histórico; será tal vez por lo bruto y simple de sus canciones – que no se mal entienda lo simple -, por ese dejo carraspeado de su voz, por ese punk “a la chilena” que se forma con lo que se tiene a mano, con poesía pura y dura, con ese teclado que perfectamente podría ser guitarra de palo, que me llevan a una imagen única y sonora: Una rueda entre Eduardo Mateo (Uruguay) y Alvaro Peña, ambos serían amigos, ambos con distintas corrientes musicales, pero con la misma esencia de que en bruto la música suena como tiene que sonar, expresa como tiene que expresar y llega a los corazones que tiene que llegar. 

Pd: El sello Huesos Records lanzó esa misma semana el vinilo último de Álvaro Peña “Reaching for the masses” que se puede encontrar en la disquería “Tres Oídos” ubicada en Providencia. También lo puede encontrar en Monophone: http://www.monophone.cl/es/home/2475-alvaro-reaching-for-the-masses.html
Acá un video de su lanzamiento: https://www.youtube.com/watch?v=1_2LUaruhUc

Material Audiovisual:
La Pala, Bar de René (canción de cierre): https://www.youtube.com/watch?v=MIFsg0u4qe0

Discos de referencia:
Alvaro Peña “Antología” (CD Completo),: https://www.youtube.com/watch?v=T2WaOUvMe44
Eduardo Mateo, Mateo sólo bien se lame (CD Completo):