miércoles, 29 de octubre de 2008

Dios odia a los cobardes: Tomahawk - Tomahawk [2001]

Me cuelgo ahora de mis propias determinaciones, ya no para hablar de tiempos acomodados a epitafios, nostalgias, o porvenires, simplemente me detengo para poner en entreparentesis todo lo anterior. Ciertamente con afanes presumidos de proyectar espacios que no ameritan (de un) tiempo.

Lo que suena ahora es aquel let-motiv que se abstiene de la referencia porque ya no la necesita, se constituye en el "centro de los mundos" -en un parafraseo lábil a Rivera-, se manifiesta una auto-comprensión de quien se convierte arte y parte de su propia obra. Quien otro que Mike Patton, y su extensa lista de proyectos, puede sino conseguir su propio mundo bajo el cual determinar un espacio donde se hace eco a si mismo, sin ser una reinvención constante, y sin ser, fundamentalmente, una (re) combinación de posibilidades de lo ya existente como notas y acordes.

El primer disco de Tomahawk posee esa fineza, de descolgarse de totems musicales como Faith no more y Mr. Bungle, y simplemente ser sin un tiempo concreto, cohexistir en el mundo Patton sin referencias. ¿Pretenciosa afirmación? No, ya que reducir Tomahawk a un popurrí de referencias sólo se convierte en terreno de melómanos preocupados por la taxonomía de la música, y de eso ya tenemos bastante.

En este disco, Tomahawk procede con la mesura Dios en la tierra, sincero como nadie odia a los cobardes, toma hasta emborracharse escupiendo a quienes han planteado el fin de la eternidad, para finalmente regresar al edén admitiendo que en una hipnosis regresiva se dio cuenta que Dios debió haber sido mujer. Simplemente un disco que admite las discontinuidades de suspenderse en la mente sin un tiempo definido, al margen de referencias inutiles para ser y constituirse, en definitiva, en la oportunidad oportuna de quien quiera escucharlo -y si quiere olvidarlo- cuantas veces sea necesario, con la garantía de saber que siempre estará donde mismo, en el espacio conferido por Dios para odiar a los cobardes.
Bajar TOMAHAWK - TOMAHAWK [2001]

martes, 7 de octubre de 2008

Señor autodestrucción: Nine Inch Nails- the downward spiral [1994]


A más de algún adulto joven le ha pasado que al llegar a una tienda de discos (de esas que puede ir un adulto común y corriente) a buscar ese material de los led zeppelín o algo de los Iron Butterfly que haga rememorar sus viejos tiempos de adolescente. Ya sea sumido en las drogas, militando en algún partido político o simplemente haciendo nada.

Pero resulta que en esa intrépida búsqueda podría derivar a dos consecuencias igual de desalentadoras. La primera es que simplemente no encuentre los discos o la segunda (que quizás para mi es más escalofriante) que estén ubicados en la sección de “clásicos”. Más allá de la ubicación espacial de esa sección, veo en esta clasificación de clásico un quiebre formalista sobre el pasado y el presente.

Es por eso que esta reseña parte de la base de un criterio atemporal, ya lo demostraron mis colegas el capitán y defamas como un disco o personaje puede ser una imagen de algún momento, ya sea pretérito, presente o futuro. Claro está que ese gran poder temporal conlleva a que a la vez no posea ninguna ubicación en el espacio ni en el tiempo.

The downward spiral refleja eso precisamente al momento de ser parte de ésta generación que empieza viendo películas de vampiros que escuchan los doors o denominándose como la generación “x” y que ahora muchos de ellos ya están empezando trabajar en alguna oficina o ejerciendo alguna profesión. En otros términos, ya completamente familiarizados con esto que podríamos llamar mundo.

Pero la pregunta que nos surge es ¿qué pasa en ese transcurso de una generación perdida a ser simplemente más de lo mismo? ¿Cuáles serían las sensaciones que devienen en ese momento? Por último ¿el habla o el silencio sería(n) suficiente para explicar a las mismas? Obviamente yo nunca podría tener una respuesta como esa, pero si podría sugerir que un disco de Trent Reznor podría ser un acercamiento una posible lectura de ese estado.

Es ahí precisamente donde actúa un disco como este. Dándonos una amalgama de sensaciones: melodías/ ruidos, dominación / libertad, crueldad/clemencia. Presentándose como la banda sonora no de procesos, sino que momentos. Pero también desaparece al momento que cambiamos de etapa en nuestra vida. Es por eso que representa un tiempo pero a la vez no representa nada, por que está condenado a desaparecer.

Es por ello el carácter autodestructivo de un disco como este, es cuestión de los lectores de un blog como el nuestro, el ver si estamos todavía en ese momento y si estamos dispuestos a salir de él.





Bajar aquí: http://www.sendspace.com/file/guby5y