La hermana, la compañera.
Cuando murió Gladys Marin
, hace doce años atrás,
le pedí permiso a mi mamá para ir a su funeral. Me acuerdo perfecto
como fue ese día. Me levanté temprano y estaba muy nerviosa porque era
la primera vez que iba a un "acto" público sola.
Un acto. El último de una infatigable, pensarían muchos.
Estuve
toda la mañana haciendo la fila. Luego de eso, me sumé a los de la Jota
a sacar las flores de los asistentes para comenzar la caminata al
cementerio. Eran cientos de arreglos.
En el
Ex-
Congreso me colgué de una pared para capturar todo lo que estaba
sucediendo y a los miles de personas que la fueron a despedir. Lloré
cuando los hinchas de la U la despidieron entre cantos y bengalas,
frente a la estatua de Salvador Allende.
Gladys siempre se me presentó como un misterio. De
chica, no entendía como cada vez que aparecía esta mujer blanca y
pequeña mi papá cambiaba la televisión. ¿Qué hacía esa sencilla mujer
que no la queríamos ver...? No entendía cómo su fuerza y seguridad eran
capaz de provocar a cualquiera, -"¿Cómo se le ocurría denunciar a la
inmaculada Teletón?". Siempre caminaba de frente, acompañada y
apatotada, ¿Cómo podía
ser
posible que siempre fuera la primera de la fila y la ultima en irse?
La
admiraba, la quería; sin saber quién era, sin saber qué decía. En ella
había algo que yo para quería todos. Con los años la comprendí, la leí y
confirme que ella siempre avanzó estoica y coherente, por eso no paro
de preguntarme ¿Qué sería de Chile si Gladys estuviese aquí? Y después
pienso,
"Otro Chile sería". Y luego siento, "y
o hubiese sido una
de las
amiga
s
de La Gladys
...
". Siempre me quedó esa sensación.
Cuando
leí "Mi amiga Gladys", el libro póstumo de Lemebel, me llené de emoción
porque la sentí cerca, nuevamente a mi lado, conmigo. -Delirante esa sensación; la de sentir-. Como escuchar "Afectos y Compromiso", de Isabel Parra. Un disco en el que sientes, ves, respiras, dibujas y caminas por el Chile
que ambas mujeres besaron y defendieron a su paso, pese a todas
las ausencias que éste les impuso.
Letra
a letra, recorres la agonía de la espera al compañero; la añoranza de
la tierra; los suspiros dedicados a la esperanza y al encuentro de
mujeres que hacen y desean siempre de su aventura una causa. Lleno de
rincones comunes, versos de fogatas y botellas de vino. Lleno de mujeres resplandecientes. Lleno de actos campantes, incólumes e
irresolutos.
Isabel
y Gladys. Mujeres, compañeras y hermanas de luchas incansables. De
pasos seguros y cantos perpetuos. Por eso, simplemente d
igo
: hasta siempre
llenémonos de
"Afectos y Compromisos"
por
las amigas y compañeras
...
por la tierra que queremos.
Por ti Gladys. Por los doce años de tu ausencia en un Chile que aun te sueña.
Jesú Silva
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