lunes, 31 de octubre de 2016

En el purgatorio generacional. A 25 años del Nevermind de Nirvana





A propósito del #30añospateandopiedras, el 15 de septiembre pasado, en una entrevista a Jorge González publicada en La Tercera, se refiere a Nirvana como una copia de bandas clásicas del rock como Black Sabbath. “Una copia bastante buena, no era un mal grupo, pero tampoco eran los Beatles”.  Siguiendo el mismo tono, concluye: el grunge era “puro humo” y una simple vuelta a los 70’s. El comentario concuerda con rankings musicales reconocidos como el de la revista Rolling Stones, donde Nervermind aparece en buena posición, pero bajo de álbumes clásicos de las bandas mencionadas por González.

 La erudición y la autoridad de ambos contrasta con la recepción del disco de la llamada generación de los millenials, donde el grunge- y más tarde el famoso chilenismo “aggro metal” con el que rotulábamos a las bandas nu metal- eran la expresión de una generación que comenzaba a tener un acceso más expedito a la música a través de canales de televisión y tiendas especializadas, cuya primera piedra en nuestro país se produjo con el recital de Rod Stewart en 1989.
En este sentido, me atrevería a decir que Nevermind fue uno de los primeros trabajos con que aquella generación construía su identidad musical ya con una mayor sincronía con lo que acontecía en el primer mundo. El disco de Nirvana nos muestra que las necesidades de un joven gringo no diferían mucho de las de un chileno. La lucha ya no era contra un "otro", ya sea material o simbólico, sino contra uno mismo.
La tensión entre "la música por la música" y la importancia contextual de los discos, tiene un punto de convergencia que denomino bíblicamente como el purgatorio generacional. Para mi Nevermind es una obra maestra por donde se le vea, pero creo que aún no supera su carácter de millenial que le permita llegar al Olimpo que constatan González y la Rolling Stone. He percibido  esto a nivel cotidiano cuando alguien como mi papá refleja este sentir cuando escucha con recelo y sospecha el disco.
Por lo tanto, esta conmemoración no es sólo afirmar la centralidad de este disco para la constitución de nuestra generación, sino también un llamado para que nosotros- millenials unidos- contribuyamos en quitar del purgatorio este disco. Como primer paso, recomiendo hacer escuchar el disco a los más jóvenes.
Estoy convencido que 25 años son pocos para capturar el verdadero impacto de esta obra. Eso hace necesario volver a escribir sobre este disco el 2021 para ver cómo hemos avanzado en nuestro rol como generación...

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