El disco CORAZONES se puede concretar como la venganza en penetrante paz. Poder recurrir a todas esas canciones, en plena disposición de las facultades del juez, juez consumido por el padecimiento, en busca de justicia, dentro de todo el dolor que significa profesarse destrozado por el fallido acto de vivir en compañía.
El disco corazones marca el cataclismo de una leyenda, tres jóvenes con sueños cruzados por el engaño de una mujer y la corruptible lealtad del amigo, entregando la morada del resarcimiento puro, la explicación del dolor en los labios ingenuos de condena negra, calificativo de resucitación en lamento vivo, un perdón sin respuestas, adiós al sueño en un presagio escrito.
Corazones es la formulación para trasladar a las mujeres a la grada de los acusados, observar su eterna pertenencia, de ser poseídas por el poderoso encanto del vigoroso alfa, estar en la palestra de la observación del ojo ajeno. Sus sentimientos se confunden por lo jugoso de sus entrepiernas, siempre acompañados por el llanto circunstancial del desengaño, buscando el chantaje para ser aceptadas por el círculo que apunta desde siempre, con el mero perdón de sus mente enajenadas.
Siempre soñando y escribiendo en sus inyectas páginas de un diarios de vida, la aparición de su príncipe azul, hablando y proliferando por sus atributos, en su machismo patético que lo encubren con el romanticismo de la adhesión conveniente. Condenarlas como ciudadanos de segunda clase, sin privilegios y sin honor, ya que irremediablemente siempre están cerca de ese calor tibio del sol, aguardando la oportunidad para sacar partido del corazón enamorado, experimentan del sentir burgués de la admiración, buscando al infeliz que pueda cumplir sus deseos de caprichoso sentido.
Jorge González, tradujo la inconmensurable soledad en una malgastada sin razones, de la destrucción del futuro imaginado. De ahí que tal sacrilegio necesita una venganza. Corazones es el manifiesto de romper con esa estúpida razón de ilusionarse con la musa de borrachos artistas en decadencia, de la venganza por la constricción, convertido en sabiduría amarga, del desconfiar en las hormonas que se excitan en el divagar.
La majestuosa obra de corazones se mantendrá impoluta mientras hayan inocentes que caigan en las tramposas redes de las ninfas ninfómanas, que hacen del seducir una traición, acribillando por la espalda, mutilando los idealismos. CORAZONES, con sus acordes entregan la oportunidad de responder en legitima defensa al sarcasmo de ser engañados, el poder que nos lleva a lamer nuestras heridas con el jugoso recitar de la muerte consciente del amor.
Recordándoles a las inocentonas que Dios es también hombre.
NAHUEL LORCA.
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